4 de septiembre de 2008

Rafa Nadal

Quizás no sea demasiado original escribir sobre él, y sea muy fácil ahora que es el número 1, pero lo de este chaval parece no tener límites deportivamente hablando en unos cuantos años.
Empezamos a oir hablar de él hace apenas unos años cuando aún era el sobrino de Nadal, el futbolista del Barsa, aunque los entendidos en la materia ya le vislumbraban un gran futuro en esto de la raqueta, y parece que hasta estos están boquiabiertos con sus logros.
A su innegable poderío físico le ha sumado una más que sobresaliente técnica que ha ido puliendo año tras año, dando muestras de una ambición y un afán de superación dignos de un campeón.
Este 2008 está siendo su gran año, aunque ya veremos a ver que pasa en los próximos, y es que a su aplastante hegemonía sobre tierra batida, incluyendo el record de partidos ganados de forma consecutiva, le suma ahora un gran juego sobre hierba y pista rapida que le hacen temible para cualquier rival. A su cuarto Roland Garros consecutivo, le siguió Wimbledon en una final épica ante el posiblemente mejor tenista de la historia, un Roger Federer que sabía que no solo perdía un título sino que dejaba definitivamente paso al futuro.
Le siguió un oro olímpico en Beijing 2008, el nº 1 en el ranking ATP, el premio Príncipe de Asturias del Deporte, y ahora está a un pasito de la final del U.S. Open. Parece fácil, pero estamos ante un verdadero fenómeno, ante el Indurain de la raqueta, y solo él conoce sus límites.
Orgullo del deporte nacional, ídolo para multitud de críos que ya no querrán ser futbolistas, y ejemplo de superación continua.
Felicidades Rafa, y vamos que podemos.

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